lunes, 26 de septiembre de 2011

Nada es para siempre





Aquí tenéis la canción de este escrito. Ponedla mientras leéis. Vale muchísimo la pena. Muchas gracias a todos: http://www.youtube.com/watch?v=FIumAUTezIQ


Carta de un mendigo de caricias:

Nada es para siempre... decían tus ojos tus ojos tristes cuando el semáforo se puso en rojo y mis ojos se perdieron en tu espalda. Te mezclaste con la gente y mi corazón se estremeció perdido en una llanura rodeada de edificios grises. Ya nada era lo mismo, las calles no tenían el mismo sentido para mí y el humo de las alcantarillas dibujaba otras formas diferentes. Las personas me esquivaban con la mirada perdida en el cielo mientras las ventanas de los coches reflejaban mi mirada de ojos perdidos .


Allí estaba, vagando con sentimientos melancólicos, evitando los escaparates de siempre, los bares de los eternos cafés y los bancos del parque grabados con nuestros nombres. Te fuiste y mis ojos se llenaron de lágrimas. Te escapaste entre las esquinas y no pude perseguirte para rogarte que nunca te marcharas. Perdí la noción del tiempo y la guía era la lluvia triste que acompañaba mis pesados pasos esquivando papeles de calle, de esos pisados con los que comparaba el estado de mi corazón. Luego, llegaron esas largas noches de miradas eternas al techo escondido en la oscuridad. Llegaron esos días extensos donde no sonreía aunque saliera el sol. Pasaron semanas y noches... minutos y momentos, y yo era el mismo... Un vestigio humano borracho de abandono.


Nada es para siempre... dijeron tus ojos tristes, aquella noche de Marzo cuando te marchaste, no sé si llorando o aliviada de perder mis manos. Han pasado dos años y ya no estás. Tu retrato no está en mi habitación. Me cuesta recordar tu voz y las noches de verano ahora tienen otro tinte. El sol ya no brilla tanto y la brisa endulza menos mi cabello. Pero no se ha acabado mi vida. Mi corazón sigue latiendo a pesar de tener motivos para convencerse de que nada es para siempre. Que tus besos se acabaron de verdad. Que tus abrazos ya solo son un espejismo de aquella época cuando esquivaba a los coches, cuando saltaba edificios que me intentaban cercar. Ahora, cuando las cosas han cambiado. Cuando los semáforos siguen siendo los mismos pero algunos escaparates han cambiado me doy cuenta que es verdad.


De que nada es para siempre... pero solo en la tierra.



escritor.dormido