lunes, 30 de noviembre de 2009

Reflexión: El secreto de la química


Hola. Aquí teneis el link de la música que acompaña a estas letras. Muchas gracias. http://www.youtube.com/watch?v=L4ei47bK_zs


Me di la vuelta y encontré tus ojos...sentí que pasaría...Pura química.Química... dice el diccionario que la química es la ciencia que estudia la estructura, propiedades y transformaciones de la materia a partir de su composición atómica, pero eso es pura teoría...Química, es la cadena mágica que enreda dos corazones, que recorre todo el cuerpo y con la que puedes notar miles de sensaciones, solo que la cadena que enreda esos corazones está hecha de un material especial llamado Amor. Como las cadenas normales, la química está hecha de anillitas que se unen unas con otras. Pero las anillitas de la química son todas diferentes. Están llenas de átomos amorosos compartidos por ti y la otra persona. Esos átomos dibujan formas... dibujan besos, miradas, caricias, palabras... Con la química mezclamos los elementos necesarios para el Amor.El secreto de la química esta en las sensaciones. Sensación es ese estado del cuerpo en el que se notas algo que te hace vibrar de manera especial. Existen miles de sensaciones, miles de situaciones donde el cuerpo siente como la química tira de él y puede comenzar a volar.Pero la química más especial es la que se comparte con alguien. La química que se comparte con alguien es aquella que te hace volar con el sentir del roce de la piel, la que se trasmite a través de las chispitas de las miradas, la que recorre el cuerpo al unir los labios. Esa química se trasmite a través de la piel, y aunque no sea vea, puedes sentir como los átomos se enredan y batallan con frenesí en una guerra de amor.
Si alguna vez has sentido la química dentro de ti, no podrás olvidarla jamás... lo sabrás... y notarás como el ritmo cardíaco aumenta, como tu piel se eriza en contacto con su piel...es así... y luego serás capaz de cerrar los ojos e irte muy lejos de aquí. De soñar con los pies en el suelo y tirar de la cadena que une vuestros corazones y no volver hasta saciarte de amor.
Ahora, en esta ruidosa y pesada urna de cristal soy capaz de escapar contigo, cogidos de la mano. Caminamos en silencio mientras yo susurro sin que te des cuentas palabras de amor. Y el destino nos lleva a la orilla de la playa y sin separarnos de la mano... solo soy capaz de oír el sonido del mar acariciando la arena. Miramos a las estrellas y brillan dos a la vez.... Pura química... pero sin saberlo ni quererlo... se hizo realidad.
Entendí así la fórmula química del Amor: Corazón al cuadrado + Sensaciones= Amor
Escritor.dormido

domingo, 29 de noviembre de 2009

De Pedro para Patricia


Hola, aquí teneís la música correspondiente: http://www.youtube.com/watch?v=y9_j35L5bHM





- Ten mucho cuidado Patricia.
- No te preocupes cariño, Daniela es responsable al volante. Chao, te quiero!.

Esas fueron sus últimas palabras antes de mirarle y salir por la puerta. Ahora en su habitación de hospital, no paraba de pensar en él, en como lo quería. En como suspiraba por toda su persona, como si tenerlo a su lado fuera el oxígeno que le permitía vivir. Y ahora, tras dos días en la UCI, con la única visita de sus padres se preguntaba asustada si el conquistador que había colonizado su corazón querría seguir escondiendo ese corazón, en un cofre diferente
Patricia había tenido un grave accidente. Sucedió ese fin de semana. Su intención era pasar una noche divertida en compañía de las chicas en los locales situados fuera de la ciudad. Esta vez tocaba estar un ratito sin su amado Pedro, que se quedaría en casa haciéndose el remolón, mientras ella en todo su derecho, saldría y se divertiría con sus amigas.
La noche había transcurrido con toda la normalidad posible. Había bailado, bebido y reído como no lo hacía desde hacía tiempo… no se acordaba de los ambientes de discoteca, y es que claro cuando tiene pareja, esos ambientes no son prioritarios pensaba Patricia.
Tras apurar todos los bailes y copas posibles, las chicas decidieron volver a casa en las primeras horas del alba. Cogieron el coche y pusieron rumbo a casa en un ambiente todavía festivo y lleno de bromas… y sucedió así..porque todavía tenías las imágenes a flor de piel en las retinas. Daniela no se percato del coche que le adelantaba en el carril derecho e impactaron violentamente traspasando el guardarraíles y dando terribles vuelcos en los páramos de tierra que les rodeaban. Se hizo el silencio y el olor a gasolina quemada que impregnaba el aire se mezcló con los gritos de dolor que proferían algunas de sus amigas. Patricia notaba como no podía moverse, y una terrible quemadura le abrasaba el brazo derecho. En esos momentos pensó en todo… en su familia, su vida, su carrera de veterinaria… y en Pedro. En su amor, en el tesoro que poseía y pasaron por sus ojos toda su vida. Y se acordó del peluche de su primer aniversario, de la primera noche durmiendo juntos, de los largos paseos a la luz de la luna en la avenida de la playa…
Y tras pasar el tiempo, para ella una eternidad, escuchó como sirenas se acercaban hacia ella. Una luz destelló sus ojos y escucho un voz salvadora decirle:
-Hola chica, somos los bomberos, ¿Puedes oírme?
-Sí…. Profirió con un hilo de voz.
-¿Cómo te llamas?.
-Patricia…
-Vale Patricia, vamos a sacarte de ahí, pero nos tienes que ayudar ¿vale?, no me dejes de hablar.
Vale…
El bombero se dio la vuelta y habló con otro de casco rojo
-Cabo, tiene las piernas atrapadas. Vamos a tener que trabajar bastante.
-Proceda con el protocolo.

Patricia aferraba sus manos con toda la fuerza que podía, el dolor era penetrante pero podía sentir la alianza de Pedro en sus dedos y eso la tranquilizaban
-Bueno Patricia, dime que piensas que hacer cuando te saquemos de aquí con tu ayuda, le dijo el bombero mirándole a sus verdes ojos.
-Abrazar a mi novio como si fuera la primera vez en mi vida, le susurró con los ojos mirando a una lejanía, mientras una pequeña lágrima caía sobre sus ensangrentadas mejillas.

Ahora Patricia, seguía emanando lágrimas de tristeza. Lágrimas de amor eterno hacia Pedro, maldiciendo su mala suerte, el castigo que la vida le había preparado antes de llegar al final de su camino. Sintió un ligero temblor que le recorrió toda la espalda y erizo su bello cuando ahogada por una noticia inamovible mandó a que la dejaran sola con una histeria impropia de su personalidad. Todavía las palabras del médico la hacían temblar y perder sus ganas de vivir. Y es que nunca jamás se había imaginado que sus oídos tuvieran que recibir una noticia semejante: No podría volver a caminar. La lesión creada por el accidente le había dejado paralítica. No sentía nada en sus piernas. Y fue entonces, cuando Patricia sintió como una daga atravesó su corazón. Sintió como su vida se derrumbada como un efecto dominó, como sus sueños y anhelos caían en un barranco sin fondo con la fuerza que rompen las aguas en las cataratas. Y sintió como la cadena que unía su corazón al de Pedro se separó. Sintió como su corazón disminuyó sus pulsaciones y su vida se ralentizaba y abandonaba la velocidad de vértigo con la que se movía todo lo que giraba su a su alrededor. Y lloró en la soledad. Lloró y se maldijo de su suerte. Todo había acabado. Pedro no estaría junto a ella. Él tenía una vida por delante, llena de objetivos y metas.. Y ella no tenía que pararse en su camino, como un pesado lastre que cargaría sobre su espalda. Ella no sería la zanja que lo apartara de su camino. Y allí, con su ataque de histeria, anclada en la soledad y rechazando la única visita autorizada, la de sus padres, cayó abatida por el sueño, mezcla de los nervios, la tristeza y la tensión de ver como su vida se desvarolizaba a un ritmo muy lento. Y apunto de cerrar los ojos, se aferró a su alianza y creyó ver a Pedro entrar por la puerta… pero necesitaba soñar, con poder volver al cruce del camino.
Los primeros rayos de sol atravesaban la ventana y reflejaron el lunar situado en su cachete izquierdo. Abrió sus ojos, palpó sus piernas con las manos y al girar su cabeza pudo ver su hipopótamo de peluche mirarla esa sonrisa de par en par. Estiró su brazo para cogerlo y sus dedos tentaron un sobre de papel fino. Su corazón dio un vuelco y notó temblar sus manos. Y notó como abrirlo miles de palabras se escaparon e invadieron su corazón:

De Pedro a Patricia:
Patricia te amo con toda la fuerza con la mi corazón puede amar. Has sido, eres y serás mi prioridad en esta nuestra vida. Porque es junto a ti con quien quiero vivir. Porque hace 5 años intercambiamos nuestros corazones y yo te dije al oído que jamás te devolvería el tuyo. Te siento en la sangre que fluye en mis venas, en cada latido de mi corazón, en cada pensamiento de cabeza, lo eres todo para mí. Y contigo quiero recorrer nuestro camino. No me importa hacerlo más lento, y quiero que sepas que lo que te ha pasado no es un impedimento, debemos ser nosotros mismos los que allanemos el terreno y paseemos por verdes praderas. Tu yo somos más fuerte que cualquiera de laspiedras del camino, y tú guardas tu verdadero tesoro dentro tu corazón, cual tengo yo… y mientras lata dentro de mí, tu no dejarás de vivir y no nos podremos alejar… cariño, no puedo dejar de amarte, realmente lo eres todo para mí. No pienses nunca jamás en la soledad porque tu y yo somos átomos inseparables y pase lo que pase nos atraeremos para siempre. Siente en estas líneas a mi corazón hablando dentro de ti, susurrándote que tu eres mi amor, mi dulce amor… no te vayas a ese mundo triste, quédate junto a mí. Porque todo será igual. Nuestras sonrisas no se irán, los abrazos tendrán la misma intensidad y nuestros besos serán siempre apasionados. Te miraré con el mismo deseo y seguiré anhelando casarme contigo. Todo va a ser genial. Nuestros hijos se llamarán como ya dijimos, viviremos donde siempre habíamos soñado mientras nos abrazábamos en nuestra cama. Nada cambiará porque solo tienes que recordar que eres y serás la única mujer que ha conseguido tocar el fondo de mi corazón. Patricia, no importa lo que ha pasado, porque el superar esta cuesta significará añadir un candado más a nuestra cadena, la cual es imposible de romper. No importa que no funcionen tus piernas, tienes tus manos y puedo sentir tus caricias y tu abrazos… ¿ Acaso puedo pedir más? Solo con ellas he conseguido soñar. Sujétate fuerte a mí porque a partir de ahora emprenderemos un viaje más difícil de lo previsto, pero nada importa si somos tu y yo los que estamos atrapados. Nada pasará mientras tu y yo sigamos teniendo la llave de nuestro candado. Eres el alma que cautiva mis sentidos, nunca olvides que Te Amo y que tu corazón sigue latiendo con fuerza dentro de mí. Te quiero.

Patricia dejó correr sus lágrimas por sus mejillas. Agarró el peluche, lo atrajo junto sí. Se arropo y decidió soñar de nuevo, pero esta vez…. Deseando coger el mismo cruce del camino.

escritor.dormido

viernes, 20 de noviembre de 2009

De Pablo para Ana






Os dejó el link que como siempre es habitual, tienen que poner para escuchar la canción, espero que disfruten. Muchas gracias: http://www.youtube.com/watch?v=9DUcYE00v1c






Todavía podía acordarse de su sonrisa de pillo… de cómo jugaban sus ojos cuando la miraba con esa travesura que inundaba toda su persona. Ana y Pablo se habían conocido hacía un año en una colonia de verano. Ambos eran monitores. Aquel era su primer año ejerciendo voluntariado. En ese campamento venían niños y monitores de todo el país. Ana, comprometida con todo lo relacionado con niños, estudiaba Magisterio en la Universidad. Los niños era su pasión y desde temprano sintió la vocación de enseñar y sonreír. Pablo en cambio, era un joven alocadillo. No le gustaba estudiar así que pronto tuvo que comenzar a desempeñarse en el negocio familiar, el bar de su padre y donde comenzó a desarrollar ese don de gente que le facilitaba la conversación con todo aquel que quisiera escucharle.


Podría decir que el flechazo fue directo pero mentiría. Todo comenzó un noche de Agosto y una fregona mojada fue la causante. Hacía una hora que la colonia se hallaba en silencio y los niños acostados. Los monitores, realizaban tareas de limpieza. Ana limpiaba el suelo de la cocina y Pablo quería una manzana. Tras cruzar la esquina de la cocina se encontró unos ojos inocentes, que lo miraron interrogando sus intenciones. Pablo se paró extasiado. Esos ojos… era hipnotizadores… y Pablo les sacó una foto con el corazón para no olvidarlos jamás.
- ¿ A donde crees que vas? Inquirió Ana.
- Hola monitora, cojo una manzana ¿vale?.
- ¿No ves el piso mojado?
- Bah, no te preocupes, pasando puntillas no molesto.
Y pronto dijo eso, cayó de bruces al suelo y llevándose la mano a la cara vio como Ana tenía agarrada la fregona en dirección de sus pies.
- Eres un asesina monitora. Dijo Pablo con una sonrisa.
- y tú un malcriado monitor.
- Jo ¡que carácter monitora!, debes asustar los niños así.

La cara de Ana no denotaba sorna alguna. Pensaba que ese Pablo era un charlatán, guapo…pero un charlatán. Ella no se había trabajado fregar el suelo para que él pasara de puntillas y arrastrara las porquerías de sus zapatos.
Más tarde Pablo marchó a la cama. Miraba el techo y podía ver ahí sus ojos verdes que lo habían mirado inocentes. Le dolía un poco la rodilla. Se había pegado un buen golpe al tropezar con la fregona que Ana le había puesto delante de sus pies. Sus ojos le había cautivado. No podía dejar de pensar en ella, y eso no le había pasado jamás. No podía dejar de ver en su cabeza la fotografía de sus ojos… quizás se había pasado con la monitora…al fin y al cabo, le había molestado mientras ella hacía sus tareas, pero bueno… ya se le ocurría algo.
Pasaron los días. Los niños y sus actividades colmaban el tiempo y la vida en la colonia. El día se inundaba de gritos, juegos y canciones. Pablo por su parte, no dejó de pensar en los ojos de Ana. En su sonrisa, en como movía sus finas manos, en la dulzura con la que trataba a los niños. En como su cuerpo jugaba al son de canciones, como su cara siempre dibujaba un cuadro precioso al que podía contemplando una eternidad.
Ana, no podía dejar de pensar en Pablo… en su piel morena como la tierra, en su carácter alegre, en su voz y sus alegrías que se oían por todo el campamento y que hacían sonreír a su corazón. Porque a pesar del cansancio, la voz mañanera de Pablo, encendía a los monitores y niños por igual. Pablo, era uno de esos ruidos que te gusta escuchar y el corazón de Ana se sobresaltaba cada vez que sin saber donde estaba lo escuchaba articular palabra… y desde entonces, se imaginó a esa voz susurrándole al oído una frase mágica: Te quiero.
Siempre se piensa, que cuando personas se cruzan, es el destino quién los junta. Pero a hay veces, que va más allá del destino. Son las veces en las que dos corazones no están llamados a juntarse. Y son los propios corazones voluntariamente, los que se sincronizan, para no dejar de latir al mismo tiempo jamás. Fue una noche con luna llena cuando Pablo tuvo la oportunidad de disculparse a monitora. Esa noche tras el toque de queda, Ana debía volver a pasar la fregona en la cocina. Tras un día agotador Ana se acercó a la cocina y al buscar la fregona vio atada una notita con una cintita rosa que ponía: Perdón monitora… y Ana pensó en Pablo.
Simultáneamente, Pablo llegó a su habitación y al mirar a su almohada encontró una manzana con una cintita roja y una nota que ponía: Perdón monitor.
Fue desde ese día, cuando no pararon de pensar el uno al otro… cuando no dejaron de acariciar cada uno sus cintas de colores.
Y fue así, entre miradas secretas y escapadas al bosque como Ana y Pablo se conocieron, se mimaron, se amaron. Cada uno con su lazo de color en las muñecas, mientras sus manos se entrelazaban y sus dedos se retorcían entre sí fusionando sus piel y formando una sola huella. Conocieron sus secretos más íntimos y llegaron a acomodarse cada uno en el corazón del otro. Se miraron desde la distancia, se compenetraron con su silencio y se juraron amor eterno.
Comenzaron cada noche a imaginar un futuro ideal, lleno de cielos azules y prados verdes, donde el amor lo inundaba todo y donde solo había espacio para ellos dos. Proyectaron sueños sobre el cielo de la noche y juraron que sus vidas cambiarían. Soñaron con que Pablo se mudaría con Ana, y Ana le pidió como pago del alquiler que volviera a estudiar.
Sintieron que el tiempo se acortó, que voló como un violento tornado y que pronto llegaría el momento de separarse para volver cada uno a su lugar natal.
La última noche, Pablo mandó una notita a la habitación de Ana: Te espero en el viejo roble curvado.
Ana, salió en dirección al sendero que se adentraba en el claro de bosque donde se hallaba el roble curvado, justo detrás de la cocina donde se habían conocido. Allí estaba Pablo, sonriendo mientras que su cinta roja se mostraba brillando en su muñeca a la luz de la luna.
- Hola cariño. Saludó Pablo con una sonrisa.
- Hola mi Amor. Le respondió Ana agarrando sus manos.

Se sentaron en la roca que estaba al lado del árbol. Pablo la atrajo hacia sí y la colocó delante de sus piernas. Ana se reclinó hacia el pecho de Pablo y este pudo cerrar sus ojos y oler su pelo… era como un prado lleno de flores primaverales bañadas por el sol y acariciadas por pequeñas gotas de lluvia. Pudo así sentir como su corazón se cerró y tiró la llave de sus sentimientos para no dejar marchar jamás a Ana de él.
- Contigo Ana. Le susurró al oído.
- ¿Conmigo? Le respondió con un hilo de voz.
- Sí, solo contigo. Y le besó la oreja.


Tras una noche de amor, que llenó sus corazones hasta el momento de volver a verse, Pablo y Ana debían despedirse. Encararon sus miradas. Los ojos de ellas brillaban como la primera noche. Sus labios se acercaron y la magia recorrió sus cuerpos a una velocidad de vértigo. Te amo… se dijeron en con los ojos. Pablo comenzó a subir al autobús cuando Ana lo llamó.
- ¡Pablo!
- ¡Dime Ana!
-¿Por qué dijiste anoche contigo? Le preguntó.

El autobús comenzó a rugir y a dar los primeros pasos del viaje de vuelta cuando Pablo le gritó de nuevo:
-¡ Solo contigo! ¡ nunca lo olvides!
La puerta se cerró y Pablo corrió al cristal trasero. Miró a Ana y puso su mano sobre el cristal. No llevaba puesto su cinta rojo… Ana se dio cuenta y se quedó extrañada. Subió a su autobús, y al rato de estar viajando abrió su maleta y se encontró un sobre. Dentro había una carta y la pulsera roja, pero ahora tenía unas letras que rezaban: Solo contigo. Se acomodó, sonrió y abrió su corazón.

De Pablo para Ana:
Hola Ana. Te escribo para decirte que has cambiado mi vida y que te quiero muchísimo, pero nunca sabrás hasta donde por que esto sería imposible. Desde el día en que te conocí en aquella cocina ,tengo tus ojos grabados a fuego en mi corazón. Siento que no puedo vivir sin ti, eres el aire que oxigena mi sangre. Ana… se que me vida va cambiar, y se que no seré el mismo… quiero hacerlo todo a tu lado, quiero estudiar, dormir, cenar… mi corazón late por ti. Y es ahora, de manos contigo cuando siento que la vida es un regalo y que tu eres el precioso papel que la envuelve. Ana, nunca olvides que solo quiero estar contigo.
Porque quiero estar contigo, respirar contigo, padecer contigo, enfermar contigo, sufrir contigo, reír contigo, Ana soy feliz contigo… solo contigo. Te quiero.


Habrían pasado ya tres horas de viaje, y Ana había releído la carta muchas veces, cuando se acercó uno de los responsables superiores de la colonia con gesto serio y afectado.
- Ana… nos acaban de llamar… el autobús donde iba Pablo ha volcado… y él ha…y dijo esto último, mientras le tendía un abrazó.
Ana se derrumbó, y sus ojos comenzaron a llenar de lágrimas silenciosas. Estrujó la cinta roja de Pablo en su mano y leyó… Solo contigo… y sintió como sus corazones todavía latían juntos.

Escritor.dormido