viernes, 4 de junio de 2010

El órgano de teclas imperfectas






Aquí teneís la canción de este escrito. Muchas gracias:http://www.youtube.com/watch?v=Nlv21S_Z93s&feature=fvw

Hace muchos años, cuando las monedas tenían la cara de un dictador y la libertad aún observaba entre barrotes el azul del cielo, existía una pequeña ermita en una calle ciega de un barrio de Madrid.
Cuentan los ancianos, sentados en la taberna de los viernes, con un chato de vino entre las manos que allí tocó el órgano un virtuoso de las teclas. Un vagabundo de pelo cano y grasiento, abrigo harapiento, zapatos desgastados, pero de manos finas, limpias y cuidadas. Decían de él que en el pasado fue importante. Que vivió acogido en el vaticano entre el papado y los cardenales para interpretarle a Dios las canciones más bellas; a pesar de que no creía en Él. Dicen las lenguas del barrio que se escondía de la dictadura, que huía de una muerte segura, del encarcelamiento por interpretar canciones de sueños y libertades, de progreso e inmoralidad cristiana.

Pero lo único demostrado es que tocó cada domingo en aquel órgano de teclas rotas interpretando una canción imposible de recordar. Llena de acordes melodiosos y crescendos interminables que el bautizó como Aleluya. Una canción que narraba la grandeza del Señor y los reyes de Israel

Cuenta los que por aquel entonces era niños, que lo vieron tocando con los ojos cerrados, elevando la cuenca de los hombros, puntilleando sus pies intentando elevarse en vuelo al cielo, extasiado por aquellas notas que tocaba cada domingo en misa, en aquel órgano imperfecto. Un órgano con teclas mudas que no sonaban. Un órgano de madera y tubos oxidados. Un órgano centenario que rechazaron pianistas profesionales.

En el fondo del bar, narró el sacristán, que el pianista poseyó una llave para él donaba por el sacerdote. Una llave con la que se colaba en la ermita para interpretar en la noche melodías preciosas que bañaban aquella calle ciega de un barrio de Madrid.
Cuando miran al pasado y preguntan por él. Cuando buscan una respuesta a porque despareció el día que venció la democracia, la gente solo puede recordar con lágrimas los guantes posados en las teclas de aquel órgano de teclas imperfectas que solo unas manos indigentes supieron hacer sonar.

escritor.dormido

No hay comentarios:

Publicar un comentario