viernes, 28 de mayo de 2010

Carta de un cristiano esperanzado.


Aquí teneís la canción de este escrito. Muchas gracias: http://www.youtube.com/watch?v=SAiX9EQMzOQ&feature=related


Narra el Credo: Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único hijo, nuestro Señor que fue concebido por obra y gracia del espíritu Santo.

Estas son palabras de Fe de un cristiano cualquiera, en una parroquia cualquiera de una ciudad cualquiera, pero de un mundo único y maravilloso. Un cristiano que mira a su alrededor y es capaz de ver el mundo sangrando. Un mundo donde la pobreza inunda las calles como el agua inunda los pantanos. Un mundo, donde el hombre es libre de actuar y pensar desde el libre albedrío que Dios algún día le concedió.

Pero a mi alrededor puedo observar, como las personas clamamos al cielo, pidiendo explicaciones del por qué Dios permite las desgracias, por qué Dios no hace nada al respecto. Y hoy me niego a volver a mirar jamás al cielo para clamar su intervención. Porque la grandeza de Dios poco tiene que ver con la maldad del maltratador, el egoísmo de un amigo o la falta de respeto de un hijo. El amor de Dios no puede interferir en las leyes de la tierra que provocan un tsunami, un terremoto o un alud de tierra. Todo tiene un devenir. El planeta funciona según unas leyes. Las mismas que un científico ateo estudia, pudiendo observar como la tierra de marchitará con el paso del tiempo.

Pero queridos amigos lo que el Amor de Dios si puede provocar, es aquello que cada día germina en el mundo. Eso que nadie ve y que siempre obviamos prefiriendo criticar a la Iglesia: El amor entre iguales. Ver como una monja se levanta a tratar a niños enfermos en un hospital. Como un voluntario abre las puertas de Cáritas cada mañana para ofrecer un bocadillo. Como un sacerdote sevillano enseña a sumar a niños pobres en Zimbawe. Como un colegio celebra un festival para construir un simple pozo en Burundi. Porque la Iglesia no solo es una institución, es una comunidad, la Iglesia son todos los cristianos, desde la madre que educa a sus hijos hasta el sacerdote que da clases de religión.

Si. La iglesia comete fallos y errores. La señalamos y nos ensañamos con ella, pero luego, no sabemos ver todo aquello que hace por los demás. Acciones nacidas desde el amor del Señor.

Y por más que escucho las críticas no dejo de pensar en nuestros gobiernos. En donde esta el dinero de todos. Porque los gobiernos también dirigidos por humanos, están exentos de salvar a los pobres y más desfavorecidos. Y me pregunto el por qué se critica a la Iglesia Católica si sus propósitos son sinceros y de buena fe. Si hace (aunque para algunos poco) muchísimo por compartir con los pobres. Porque siempre sabremos criticar sin poner la palabra auto delante. Porque podemos señalar las obligaciones de los demás sin imponernos las nuestras. El mundo sangra… miramos impasibles sin actuar pero siendo críticos con los que demuestran voluntad por extender el mensaje de Cristo y cambiar a un mundo mejor para todos. El ser humano es altruista por naturaleza. Y es cuando crecemos que la socialización que nos brinda la sociedad nos aporta la moral para discernir lo que esta bien de lo que esta mal. Lo que es justo e injusto. Y es ahí… cuando el ser humano pierde la naturaleza de amar su igual. Debido a la socialización que actualmente influye en la sociedad. Quizás aquí se demuestra que no es Dios quién tiene algo que cambiar, que somos los humanos.

No voy a clamar contra el cielo otra cosa que no sea alabanzas al Señor. Aleluya canto mirando a las nubes alabando al Señor. Porque no pierdo la esperanza de que la tierra sonría. Porque me siento agradecido de poder sentir la fe en mí. Porque soy capaz de decir sin vergüenza alguna que creo en Dios.

escritor.dormido

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